Todos los perros son el resultado de la interacción entre la genética que heredan y el ambiente en el que se desarrollan, y es muy importante tener en cuenta y cuidar ambos factores en la cría selectiva para obtener los comúnmente llamados “perros de calidad”. Comparando la cría de perros con una edificación podríamos decir que la genética es el proyecto y las instrucciones para la construcción y el ambiente todo lo demás: los materiales que se utilizan (ej. la alimentación, suplementos), la atención al detalle en la construcción (ej. instalaciones adecuadas, salud de los progenitores), el mantenimiento posterior (ej. cuidados, juegos, ejercicio), etc. En otras entradas del blog nos hemos centrado en aspectos para proporcionar un ambiente adecuado en la cría y cuidado de perros, en esta nos centraremos en explicar los fundamentos básicos de genética.
La información genética -es decir las instrucciones para el desarrollo y funcionamiento de los organismos vivos- se almacena en el ADN (ácido desoxirribonucleico). Todo el ADN completo de un individuo es lo que se conoce como genoma, que se divide en cromosomas y estos a su vez en genes. Cada gen se encarga de una pequeña parte, como producir una proteína (las proteínas son como las máquinas de nuestro cuerpo) o decidir cuándo producir dicha proteína. Para cada gen existen dos copias: una procedente del padre y otra de la madre. Esto es así porque en la producción de los gametos (las células reproductivas: espermatozoides en los machos y óvulos en las hembras) el ADN se divide por la mitad para que cada gameto sólo tenga una copia y así al juntarse con el gameto del otro progenitor en la fecundación se obtengan las 2 copias de cada gen que tienen que tener las células. Es importante diferenciar los genes de los alelos: el gen es el responsable de un determinado caracter (aspecto) del perro, y los alelos son las diferentes opciones que existen para cada gen. Por ejemplo para el gen responsable del color de pelo del perro, cada opción (color) sería un alelo como podemos ver en la imagen de abajo.
En la imagen de arriba podemos ver los 2 pares de cromosomas de un perro heterocigoto para el color de pelo. Heterocigoto para un determinado gen quiere decir que el alelo procedente del padre es diferente del alelo procedente de la madre (en este caso A-a, negro-marrón). Por el contrario homocigoto para un determinado gen quiere decir que tiene los 2 alelos (tanto el procedente del padre como el de la madre) iguales. Siguiendo con el ejemplo de la imagen de arriba, si nos fijamos ese perro sería heterocigoto para el gen responsable del color de pelo (líneas negras y marrones) y para el gen representado abajo del todo (líneas negras y grises), mientras que sería homocigoto para los otros 2 genes (líneas azules y verdes). Una vez entendido esto es importante diferenciar entre alelos dominantes y alelos recesivos. Los alelos dominantes son los que se manifiestan siempre que están presentes, mientras que los recesivos solo se manifiestan cuando están ellos solos, es decir cuando no hay alelos dominantes. Normalmente los alelos dominantes se representan con una letra en mayúscula mientras que los recesivos se representan con la letra en minúscula. Siguiendo con el ejemplo del color de pelo, el alelo de color negro es dominante (A) mientras que el alelo de color marrón es recesivo (a), por eso el perro de la imagen de arriba, a pesar de tener un alelo de cada color, su pelo será de color negro (porque el negro domina sobre el marrón). Esto es lo que se conoce como la diferencia entre genotipo y fenotipo. El genotipo es el código genético para un determinado rasgo mientras que el fenotipo es lo que se manifiesta, lo que podemos observar. Siguiendo con nuestro ejemplo del color, un perro homocigoto para el color negro tendrá el genotipo “AA” y uno heterocigoto tendrá el genotipo “Aa” pero sin embargo los dos manifestarán el mismo fenotipo “color de pelo negro” pese a que sus genotipos sean diferentes.
Entender esto bien es fundamental para comprender correctamente las bases de la herencia genética, y para eso es importante conocer las leyes de Mendel. Las leyes de Mendel son el conjunto de reglas básicas sobre la transmisión por herencia genética de las características de los progenitores a su descendencia. Constituyen el fundamento de la genética y son a la biología lo que las leyes de Newton a la física.
La primera ley hace referencia al principio de uniformidad: los hijos entre un progenitor homocigoto dominante y otro progenitor homocigoto recesivo serán todos heterocigotos y presentarán el fenotipo del alelo dominante. Es decir, si se cruzan dos líneas puras para un determinado carácter, los descendientes de la primera generación serán todos iguales entre sí, fenotípica y genotípicamente, y serán iguales fenotípicamente al progenitor con el alelo dominante. Como podemos ver en la imagen de abajo y siguiendo con nuestro ejemplo del color de pelo los hijos de un padre homocigoto de pelo negro (genotipo AA) y de una madre homocigota de pelo marrón (genotipo aa) serán todos heterocigotos (genotipo Aa) y tendrán el color de pelo negro porque es el dominante (fenotipo).
La segunda ley de Mendel explica el principio de segregación por el cual al cruzar dos individuos heterocigotos para un determinado rasgo, se obtendrán tanto individuos heterocigotos como homocigotos dominantes y homocigotos recesivos. Esto sucede porque –como hemos explicado anteriormente- al producirse los gametos (óvulos y espermatozoides) la información genética se divide por la mitad por lo que la mitad de los gametos contendrán el alelo dominante y la otra mitad el alelo recesivo. En la imagen que aparece a continuación se puede visualizar mejor el proceso. Como podemos ver, de dos progenitores de color de pelo negro pero heterocigotos (y que por tanto también tienen el alelo de color marrón aunque no se manifieste) obtendremos un 50% de hijos heterocigotos de pelo negro, un 25% de hijos de color negro homocigotos y un 25% de hijos de color marrón.
Por último la tercera ley de Mendel establece la independencia de los caracteres o la transmisión independiente de los alelos. Es decir, los diferentes rasgos son heredados independientemente unos de otros y no existe relación entre ellos, por lo tanto el patrón de herencia de un rasgo no afectará al patrón de herencia de otro. Para representar visualmente esta ley y poder entenderla mejor en la imagen de abajo hemos continuado con nuestro ejemplo del color de pelo (negro vs. marrón) pero añadiendo un nuevo rasgo, el caracter “textura” (rizado vs. liso). El alelo pelo rizado es dominante y se representa con una “R” mientras que el alelo pelo liso es recesivo por lo que se representa con una “r”. Como podemos ver en la imagen, entre dos progenitores heterocigotos tanto para el color de pelo (negro) como para la textura (rizado), el mayor número de hijos tendrá el pelo negro y rizado porque son los alelos dominantes, mientras que solo una proporción muy pequeña tendrán el pelo marrón y liso al ser los alelos recesivos. Sin embargo, como son dos rasgos independientes podemos encontrar todas las combinaciones posibles y que un rasgo se manifieste o no es independiente de lo que haga el otro.
Sin embargo Mendel formuló estas leyes a partir de los estudios que hizo con guisantes en 1865, pero con los siguientes avances en la ciencia se ha visto que esto no es siempre así. Aunque estas leyes son fundamentales para entender la herencia genética y explican gran parte de los casos, no siempre es así. La variabilidad genética es mucho más compleja. Hay algunos genes que sí que están relacionados entre sí, y que cómo se manifieste uno depende de la presencia de otros. También hay rasgos que no están explicados por un solo gen, sino por varios. A continuación vamos a ver dos ejemplos que suponen una excepción a las leyes de Mendel.
En la imagen de arriba podemos ver un ejemplo de variación continua por dominancia incompleta en el color de pelo en contraposición con la herencia simple que habíamos visto al principio. En este caso los homocigotos dominantes no presentan el mismo fenotipo que los heterocigotos. Como podemos ver solo los homocigotos o “puros” presentan el color negro, ya que el alelo negro no es completamente dominante sobre el amarillo si no que lo que hacen es interactuar y por eso los heterocigotos no son ni negros ni amarillos, si no que son rojos. Otro ejemplo diferente es el que vemos en la imagen de abajo, en este caso demuestra que hay genes que no son independientes si no que interactúan. Es el caso del gen de “dilución del color”. El gen intenso o no diluido es el dominante y se representa con una “D”, mientras que el gen diluido es recesivo y se representa con una “d”. Como podemos ver en la imagen los perros podrán ser de 4 colores diferentes: negro intenso, negro diluido (azul), marrón intenso y marrón diluido (lila). Y la proporción de hijos mayor será de perros de color negro intenso al ser los alelos dominantes mientras que la proporción menos de hijos será de perros de color marrón diluido (lila) al ser los alelos recesivos.
Para que la entrada fuera fácil de entender hemos escogido ejemplos muy visuales como son el color y la textura del pelo, pero los genes explican todos los rasgos que podemos observar en los perros, tanto físicos como de inteligencia y temperamentales. Por eso es muy importante en la cría selectiva de calidad tener presente no sólo los aspectos estéticos, si no todos los que afectan a la salud y el bienestar de un perro. Si por ejemplo nos fijamos en la última imagen, si quisiéramos obtener sólo perros de color lila, lo que tendríamos que hacer es cruzar dos perros lilas (homocigotos tanto para el alelo marrón como para el alelo diluido). Sin embargo una criba tan exhaustiva no está libre de riesgo puesto que cuanto más reducimos la variabilidad genética más nos arriesgamos a que los perros presenten anomalías que supongan un problema de salud. Igual que el pelo de color lila es un rasgo que se presenta de forma muy ocasional al ser el resultado de la coincidencia de dos genes homocigotos recesivos, lo mismo ocurre con muchas patologías y defectos congénitos. Es por ello por lo que la endogamia es un arma de doble filo que puede ser muy beneficiosa para el perfeccionamiento de la raza siempre que se realice de forma muy cuidadosa y dentro de unos límites, pero que también puede acarrear diversos problemas de salud endémicos en una raza si se realiza de manera indiscriminada. Una cría de perros responsable se basa en buscar la selección de rasgos deseables para el perfeccionamiento de la raza pero garantizando que siempre se mantenga una cierta variabilidad genética que favorezca la salud, el bienestar y la correcta adaptación al medio de la raza.
Bibliografía